Nuestra bici!
con todo lo necesario para hacerte uno a tu gusto,
Lo primero queremos contaros como empezaron todas las ideas…papel y lápiz en mano, claro.
Ana cumple 30. Ana está feliz y cree que tiene que celebrarlo con todas las personas que quiere. Ana cuenta a Marta y a su madre la idea de hacer una fiesta y desde ahí, todo es un trabajo en equipo.
En un principio la idea era de día, en la piscina, barbacoa… Cambio de planes: La operación 30 años no ha sido conseguida de forma satisfactoria por lo que mejor, fiesta de noche, y no hay que enseñar palmito. Y menos mal, porque a 50 grados de día, tendría que ser fiesta dentro del agua.
Qué tipo de fiesta queríamos? Hablo en plural, porque todo lo hemos decidido entre las 3, y con alguna ayuda más que ya os contaremos, en el apartado de «agradecimientos» 🙂
No quería algo muy formal, todos de pie y vestidas de largo, que eso lo dejamos para las bodas; queríamos una fiesta en el jardín, bonita, con lucecitas, música de fondo, y buen rollo…Lo teníamos: Queríamos hacer una verbena! La verbena de los 30!
Y quien mejor que nuestra querida Lucía Be, para prestarnos su lema:
Como contábamos la semana pasada, hay cenas en casa que nos curramos más y otras que son más improvisadas, más de comida rápida, nunca mejor dicho:
Pero no por eso tenemos que renunciar a que la mesa quede bonita!
Esta vez pusimos un mantel blanco, servilletas de papel con una ramita de hierbabuena encima para el postre y cubiertos de madera desechables; era domingo y mejor que no se nos quedara la casa demasiado empantanada para el día siguiente…
El toque de color lo pusieron unos individuales de ese verde que tanta nos gusta y una maceta muy original que nos regaló nuestra prima Ana,
la que debe ser la lata de tomate más famosa del mundo (un guiño al menú de ese día) con una planta crasa que, por si no os habíais dado cuenta, últimamente están en todos sitios! Y es que además de bonitas necesitan pocos cuidados 😉
Y como nos pedísteis que contáramos el menú de las cenas, éste fue el más fácil de todos, perritos calientes DIY y mojitos de sandía! Yo no soy muy de mojitos pero estos estaban muy ricos, así que el próximo día os traeremos la receta.
Menos mal que enciendo el ordenandor después de una siesta (a las 12 de la mañana aprovechando la de Carlos), me encuentro estas fotos y, de repente, me animo:
Si aún tengo muchas cosas que enseñaros! Y me entran ganas de volver a hacer cenas en casa, ahora que viene una época que me encanta para aprovechar el jardín y, además este año, tenemos porche!
Definitivamente hay que inagurarlo, tenemos muchas invitaciones pendientes…
Voy retocando las fotos (muy malas y muy oscuras, sí, pero es que entre que no sé hacer fotos de noche, no me gusta el flash y que cuando hago una cena en casa al final siempre me entran las prisas y le dedico 3 minutos escasos al «reportaje»… ),
y me voy animando. Y voy apuntando la lista de gente a la que quiero invitar (T. L. tranqui que tú estás el primero!) para cuadrar fechas,
Menos mal que aún tengo cosillas del año pasado sin publicar ;)! Esta cena fue un poco más formal pero pronto os enseño otra más divertida y que se prepara en un momento.
Aquí, como aún no habíamos ahorrado para el porche usamos unos muebles que heredamos de nuestra casera y que este año hemos vuelto a encolar a ver si dan unos cuantos veranos más.
Los 2 cajones del escaparate de Springfield, una mesita vieja de mi madre; telas antiguas, velas y nuestras luces de verbena,