El post de hoy iba de ésto y no iba de ésto; iba de la evolución del blog, de lo que nos aportaba, pero esta tarde, leyendo este blog que me mandó mi hermana me he encontrado saltando de post a post y preguntándome porqué nuestro blog no se parece a veces a éste… Que las cosas bonitas de la vida están muy bien pero la realidad, a menudo, es aún mejor. Aunque sea con calcetines blancos, que no me gustan y no tengo ninguno (los míos son todos negros, iguales y así no se desparejan nunca).
No son calzoncillos tristes pero sí ropa interior dada de sí por las barrigas y que para estar en casa tengo que coger con una pinza de la ropa #nopuedoirmedevacacionessincomprarnueva.
Como decía, me he encontrado leyendo sus post por la calle y preguntándome porqué no nos hemos ido a vivir a Alemania. Que a mí los vaqueros de segunda puesta me gustan, de hecho, me encantan. Y los legging con camiseta blanca me parecen «arreglados».
Y eso que salgo a la calle sin maquillar no porque no me dé tiempo sino porque me gusta a veces la cara lavada (bueno, lavada lavada no, pero casi 😉 )
Como me decía un compañero de la escuela, «a mí me gustan las niñas que no se pintan, como tú» y a mí me daba por pensar que, o bien le gustaba tanto que creía que me levantaba de la cama con ese buen color y esas chapetas incluso en enero con el viento que corría por los pasillos de Agrónomos a las 8 de la mañana, o bien tenía tan mala cara después del trayecto en moto que no se le pasaba por la cabeza que pudiese ir maquillada.
Eso sí, la ropa del niño sí la miro y la remiro, que para eso de momento sólo tengo uno!
En fin, hoy me disperso, está claro, como siempre que leo, leer me da gana de novelar mi día a día, por eso cuando llevo tiempo sin leer hago post más visuales; fotos muy bonitas pero no hay quien enlace 2 frases. Y sin embargo si me pongo a leer un libro, enseguida me entran ganas de escribir, y os toca a vosotros aguantarme.
a reír, 
a vestirnos de colores alegres,
a buscar nuevas puertas a las que tocar,
