Cuando los niños nacen los padres pasan, inevitablemente, a un
segundo plano. Todo se concentra en el pequeño: las atenciones, los
recursos, etc. Es algo normal, pero quizá deberíamos recordarnos a
nosotros mismos, de vez en cuando, la importancia de ser padres, en
especial la de la madre.
Tras gestarlo durante 9 meses sufriendo los dolores y las
incomodidades asociadas a los embarazos: y sobre todo el momento final del
parto, hace que tengamos a las madres en un pedestal. Por eso, el
primero año del pequeño debería celebrarse también como el primer año
como madre.
En esta campaña sugieren una bonita manera de celebrarlo. Tomad nota papás.
Etiqueta: reflexión
En menos de una semana, si Dios quiere, Carlitos cumplirá 1 año! 12 meses que sin duda han sido los mejores de nuestras vidas, pero que también tienen sus momentos menos buenos, como siempre que te enfrentas a una situación nueva y tienes que adaptarte.
Mr. Wonderful |
– Porque, tú sabes cómo hay que hacer esto-léase cualquier cosa del enano o de la casa-, te has preocupado por aprenderlo, has preguntado o mirado en internet o has probado?
-No, pero tengo buena voluntad, no lo sé pero me gustaría aprenderlo.
No es fácil, o al menos no me lo parece a mí, hay que esforzarse para encontrar sendas que sean a la vez propias y compartidas, pasarse a ratos a las del otro, hablar, hablar y hablar. Y enfadarse a veces ;).
Merece tanto, tanto la pena…
Y sí, definitivamente
El fin de semana hemos estado en la playa y nos acercamos al kiosko buscando alguna lectura facilita para entretenernos. Después de un rato mirando nos fuimos con las manos vacias; las revistas de cotilleos no nos interesan ni poco ni mucho (la mitad de la gente no se quién es y la otra mitad me da igual dónde y con quien pase el verano) las de decoracion me llaman la atencion por fuera pero luego por dentro suele ser más de lo mismo, fotos muy bonitas pero poco texto para leer y muy poco interesante. Y para una que me encantaba, Habitania, no sé si la han dejado de editar o que yo no la encuentro nunca… Y las de viajes me dan demasiada envidia! Si no tengo viaje a la vista, mejor ni las leo y esta vez que si que lo tenemos, ninguna hablaba del país en cuestión… Total, que acabamos leyendo periódicos y sus correspondientes suplementos en los que habia más de un articulo interesante, y éste queríamos compartirlo con vosotros:
Con éste no estamos muy de acuerdo; si no tienes gana de leer hasta arriba, estupendo, pero no pretendas que te repitan las cosas importantes en 2 líneas… Seguramente no hubo para tanto 😉
Jajaja, una de nosotras cree que no tener visible la hora de conexión es porque tienes algo que esconder y la otra no la tiene para ahorrarle esos chascos a los demás.
Pensando en voz alta…
Como hemos visto que a menudo las reflexiones tienen más éxito que los DIY o las recetas, hoy vais a permitirnos que usemos este rinconcito para pensar un poco en voz alta, para ver si así logramos comprender mejor algunas cosas…
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Y sobre todo, envidia ¿de qué? puedo entender que te dé envidia una cosa concreta, yo que sé, por poner un ejemplo, el pelo rizado; si a tí te gusta el pelo rizado pero lo tienes liso, puede que mires con ojos de deseo los bonitos bucles de tu compañera de asiento en el metro, pues sí, puede. Te encantaría tenerlos. Incluso, puedes llegar a pensar que ojalá los tuvieras tú y no ella. Pero ¿por ese motivo le vas a volcar el café caliente encima para mancharle la ropa?, ¿vas a empujarla a las vías al salir? Si le hagas lo que le hagas, ¡tu pelo no se va a rizar!
¿De verdad te sentirías mejor si ella tampoco tuviera rizos?
Y aún más allá, te dará envidia el pelo, o el coche, o la casa o el trabajo de alguien pero, ¿envidia así en general, de todo? ¿de que le vaya bien la vida? eso implica que la tuya no va bien… ¿no? porque si tu estás contento con lo tuyo,
Muchas veces en conversaciones con amigas me he confesado envidiosa, la verdad: voy por la calle, veo una madre con un niño de 3 años y digo, que guay, ojalá Carlos tuviera esa edad para ir charlando con él. Veo una embarazada y pienso, uy, qué buenos recuerdos, ojalá Carlos estuviera aún en la barriga. O una pareja que está dando un paseo por el parque y me apetece el plan, y veo luego una chica sola leyendo y también me apetece el plan.
Culito que veo, culito que deseo, vamos.
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Pero ¿de ahí a desearles algún mal? Es más, muchos de esos planes los he tenido, o los puedo tener, sólo que no ese día. Disfruto viéndolos en los demás. Pero ¿creéis que me sentiría mejor si esa gente no tuviera esos planes tan chulos? ¿de verdad?
Pero existe otra clase de envidia, será eso por lo que dicen que hay una buena y otra mala (y yo lo creo), y la mala es mala malíiisima!! Que no se cruce en vuestras vidas porque sólo hace repartir mierda a su alrededor. Y lo peor de todo, sin ningún fin, o al menos, un fin que no es entendible para mí.
¿Qué ganas fastidiándole la vida a alguien al que le tienes envidia? ¿merece la pena gastar tanta energía y tiempo en eso? ¿no sería mejor usar tooda esa energía en intentar conseguir eso que envidias?
Y otra cosa, ¿cómo se puede tener envidia de una vida entera?
Señores (como le gusta decir a Angi), a ver si nos enteramos, NO EXISTEN LAS VIDAS PERFECTAS! Existen vidas más fáciles que otras, está claro, o más bonitas de puertas para afuera, (que tampoco es oro todo lo que
reluce), existen suertes muy distintas. Pero sobre todo, dentro de un
grupo relacional, existen diferentes formas de tomarse esas vidas. Y al final es lo que más cuenta. Todo depende del cristal con que lo mires, o del color del que lo pintes al contarlo… y sobre todo del color que te lo pintes a tí mismo.
Nosotras nos la pintamos de blanco, sin duda ;), lo más opuesto al negro. (Ya sé que técnicamente no es así, pero para que nos entendamos). Que los marrones ya vienen solos…