A los reyes magos de mis niños…
Les pediría que les trajesen muchos días para jugar juntos, muchos, muchiisimos ratos con mamá y papá, que les traigan mucha paciencia a sus papás para no perderla nunca con ellos, que cuiden de sus abuelos para que sigan disfrutándolos mucho, que les traigan salud para disfrutar el próximo año y si quieren, que les traigan tambien un hermanito! (por pedir… total, ¿no son magos?)
Lógicamente si a nosotros nos hace ilusión recibir algo material, mucho más a ellos, por eso os pediría que les trajéseis algo, si puede ser no cualquier juguete al azar, os pediría que les trajéseis algún juguete que sea bonito, que les enseñe a valorar la belleza desde pequeños, duradero, que se pueda arreglar, no juguetes de los que se rompen y hay que tirar porque no merece la pena arreglarlos, que les enseñen el valor de cuidar las cosas, de tratarlas bien, de repararlas si se da el caso; un juguete que les sirva para jugar juntos, que les enseñe el valor de compartir y no de tener «cada uno el suyo», algo para lo que tengan que usar su imaginación, que el juguete no se lo dé todo hecho, que tengan que usar sus manos, aprendiendo a manejar las cosas, a experimentar el peso de los objetos, su textura, algo en definitiva que aporte algo más que el primer salto de alegría al desenvolver. Ah! y si puede ser que no haga mucho ruido, mejor 😉
Os pediría que les trajéseis una mañana de reyes realmente mágica, de esas sin prisas, en familia, disfrutando de la alegría de unos y de otros y no de la ansiedad de abrir paquetes.
Ahorraos los pegos, esas cosas que hacen gracia un segundo y que luego no sabes ni dónde meter ni para qué guardar.
No les enseñéis a los niños que las cosas que valen poco dinero tienen poco valor, no les enseñéis que los juguetes tienen que ser caros (o grandes) para que sean valorados, no les enseñéis a contar el número de paquetes, ni a comparar quien tiene más. Dejadles alguna chuche, o chocolate, mejor chocolate, a cambio de la cena que os prepararan ellos, traedles a los que vayamos a pedir cosas para ellos, tiempo ese día, y al siguiente, y al siguiente, para disfrutar con ellos esos regalos.
Traedles cosas propias de su edad, no adelantéis ilusiones, hay tiempo de todo. Cosas que ellos hayan pedido, o que creáis que van a disfrutar, vosotros los conocéis, sabéis que pueden pasarse horas jugando al fútbol u oyendo historias de piratas.
Traedles ilusión, TRAEDLES MAGIA, no hace falta gastar mucho para eso.
Y a mí… a mí sólo permitidme disfrutar de esa magia, no necesito más.
Gracias,
Mamá de Carlos Martín y Lucia