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Entre el bien y el mal de los niños…

Tenemos una lucha constante mi hermana y yo, en el buen sentido, de lo que es bueno, o no lo es. Yo sé que lleva razón, pero…Me cuesta no llevarle lacasitos, o no ponerle videos en el IPhone, aún sabiendo que no lo debería hacer. Aunque…yo soy su TÍA. 

Últimamente leo mil artículos de lo bueno para los niños, lo malo, lo que no debes hacer… Y la realidad es que cada una hace lo mejor para sus hijos. (Imagino que habréis leído la carta del pediatra estos días por internet….sino, la pondremos la semana que viene 😉

El artículo que leí mientras desayunaba esta mañana, se llama: «7 Maneras en las que podrías estar arruinando a tu hijo». El título para mi es demasiado excesivo, pero os resumo lo que cuentan, y podéis leerlo entero aquí.

1. Televisión de fondo

Quizás no eres el tipo de padre que deja a su hijo frente al televisor. Mejor. Sin embargo, podrías ser culpable de lo que la Academia Americana de Pediatría (AAP, American Academy of Pediatrics) llama “televisión de fondo”. Quizás tienes tu comedia favorita sintonizada mientras cocinas la cena o limpias la sala de estar. Sin saberlo, tu bebé gateador está recibiendo más de lo que piensas.

En un estudio conducido por esta academia, encontraron que “el niño promedio de entre 8 meses a 8 años está expuesto a casi 4 horas de televisión de fondo a lo largo de un periodo de 24 horas.” Eliminando la sobreexposición incrementará las habilidades cognitivas de tu hijo y prevendrá los problemas que ocurren con la sobre estimulación. En vez, prueba con música de fondo o incluso cántales a tus pequeños.

(Mi hermana y alguna de sus amigas, imprimirían este primer punto 🙂

2. Consentir

La liquidación de ‘Baby Gap’ ha estado llamándote desde ayer, pero no podrás llegar antes del cierre porque pasarás tu tarde en otra tienda. Con lo lindo que es tu pequeño, debe ser muy difícil no vestirlo con lo último en moda –especialmente desde que las redes sociales ruegan que presumas de tu modelo bebé a todos tus 3.052 amigos.
Todos sabemos que consentir no hace más que dañar a tu hijo –y a la sociedad– a largo plazo. Darles más de lo que necesitan crea un sentido de derecho e ingratitud. En el mundo laboral y en su futuro entorno familiar, tus hijos seguirán esperando tener todo lo que quieren, y esa no es una realidad. Ayúdalos a descubrir ahora que el mundo no gira en torno a ellos.

3. Exceso de jugo, o chuches, chocolates…

Un fastidio, lo sabemos. Pero la verdad sea dicha, el jugo llena a tu hijo rápidamente con calorías vacías, eliminando un apetito por una comida nutritiva. La AAP aconseja administrar pequeñas cantidades de jugo 100 por ciento y que no sea introducido hasta los 6-9 meses de edad. La mayoría de los niños les encanta el agua, y al parecer también les hace muy bien.

4. Falta de trabajo

¿No habría sido lindo haber hecho tu propia granja? Quehaceres matutinos que tenían que hacerse debido a que la vida de los animales –y la cena– dependían de ello. Mientras que no a todos los bendijeron con una crianza del medio oeste, todavía podemos enseñar la importancia del trabajo en casa. Ayudar en el jardín, con los platos, la ropa y sacando la basura son todas formas para que tu hijo se gane algo de dinero y sientan la satisfacción del trabajo. Para motivación extra, déjalos escoger el juguete que quieran y ayúdalos a ahorrar para ello. Obviamente tu forma de limpiar el escusado será mejor que el intento de tu hijo de 6 años, pero a veces las lecciones de vida son más importantes que un asiento limpio. Pero la felicidad, en el sentido más importante, viene de lograr algo que valga la pena.

El resto podéis leerlos en el link, para que el post no se haga muy largo… Hay otro punto más sobre la Tv…parece que pisa fuerte este tema 😉

¿Qué pensáis? ¿Estáis de acuerdo?
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EL EXTRAÑO
Unos cuantos años después que yo naciera, mi padre conoció a un extraño, recién llegado a nuestra pequeña población.
Desde el principio, mi padre quedó fascinado con este encantador personaje, y enseguida lo invitó a que viviera con nuestra familia.
El extraño aceptó y desde entonces ha estado con nosotros.
Mientras yo crecía, nunca pregunté su lugar en mi familia; en mi mente joven ya tenía un lugar muy especial.
Mis padres eran instructores complementarios:
Mi mamá me enseñó lo que era bueno y lo que era malo y mi papá me enseñó a obedecer.
Pero el extraño era nuestro narrador. Nos mantenía hechizados por horas con aventuras, misterios y comedias. El siempre tenía respuestas para cualquier cosa que quisiéramos saber de política, historia o ciencia.
¡Conocía todo lo del pasado, del presente y hasta podía predecir el futuro! Llevó a mi familia al primer partido de fútbol. Me hacía reír, y me hacía llorar.
El extraño nunca paraba de hablar, pero a mi padre no le importaba. A veces, mi mamá se levantaba temprano y callada, mientras que el resto de nosotros estábamos pendientes para escuchar lo que tenía que decir, pero ella se iba a la cocina para tener paz y tranquilidad. (Ahora me pregunto si ella habrá rogado alguna vez, para que el extraño se fuera.)
Mi padre dirigió nuestro hogar con ciertas convicciones morales, pero el extraño nunca se sentía obligado para honrarlas.
Las blasfemias, las malas palabras, por ejemplo, no se permitían en nuestra  casa-
Ni por parte de nosotros, ni de nuestros amigos o de cualquiera que nos visitase.
Sin embargo, nuestro visitante de largo plazo, lograba sin problemas usar su lenguaje inapropiado que, a veces, quemaba mis oídos y que hacia que papá se retorciera y mi madre se ruborizara.
Mi papá nunca nos dio permiso para tomar alcohol.Pero el extraño nos animó a intentarlo y a hacerlo regularmente.Hizo que los cigarrillos parecieran frescos e inofensivos, y que los cigarros y las pipas se vieran distinguidas.
Hablaba libremente (quizás demasiado) sobre sexo.Sus comentarios eran a veces evidentes, otras sugestivos, y generalmente vergonzosos. Ahora séque mis conceptos sobre relaciones fueron influenciados fuertemente durante mi adolescencia por el extraño.
Repetidas veces lo criticaron, mas nunca hizo caso a los valores de mis padres, aun así, permaneció en nuestro hogar. Han pasado más de cincuenta años desde que el extraño se mudó con nuestra familia.
Desde entonces ha cambiado mucho; ya no es tan fascinante como era al principio.
No obstante, si hoy usted pudiera entrar en la guarida de mis padres, todavía lo encontraría sentado en su esquina, esperando por si alguien quiere escuchar sus charlas o dedicar su tiempo libre a hacerle compañía… ¿Su nombre?
                                                                                                                             
 Nosotros lo llamamos…
TELEVISIÓN!!