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Casas y cosas Unaporuna

De cómo acabamos viviendo en el huerto de mis padres

Empezamos la semana con un post que os debíamos hace muchísimo tiempo, la historia de nuestra casa; estos días hace 4 ¿o 5? años que empezamos a darle vuetas a una idea…

Fue durante una escapada a Soria como la que hemos hecho este puente, que casualmente en un camping en el que a vaces vamos a comer había unas «casitas portátiles» que estaban enseñando y se nos ocurrió ir a ver. El precio era muy bueno y de repente nos vimos preguntándonos, y si plantamos una de éstas en el jardín de mis padres? La cosa salió así, más como una broma que otra cosa, porque nosotros estábamos muy contentos donde estábamos y porque las casas eran baratas, cierto, pero también muuuy pequeñas!

Total, volvimos del viaje y lo contamos en casa como quien no quiere la cosa, me acuerdo como si hubiese sido ayer, en la cocina de casa de mi madre, y lo buena idea que le pareció a ella! Creo que fue la reacción de mi madre lo que más nos empujó a ver que no era tanta locura… al fin y al cabo yo había vivido hasta los 14 años en una casita en el jardín de mis abuelos… eso sí, una casita que siempre nos había parecido enana, hasta que medimos los metros que tenía y vimos que realmente era más grande que la nuestra!

Total  que empezamos a darle vueltas al tema y a buscar opciones que no fuesen tan limitadas como la especie de autocaravana que habíamos visto en Soria (empezar a buscar significa, para mí, rastrear de forma muuy exahustiva en internet, jeje) en poco tiempo me había vuelto experta en casas prefabricadas-portátiles. Después de mirar mucho, muchísimo, centramos un poco los requisitos: lo primero es que tenía que ser móvil, porque hay muchas casas que son prefabricadas pero no son móviles, una vez que las pones en un sitio ya se tienen que quedar ahí para siempre y al fin y al cabo estábamos contando con un terreno que no era nuestro… si algún día mis padres necesitan ese hueco, si por lo que sea se cambian de casa, si ésta se nos queda pequeña o cualquier otra cosa, pues nos la llevamos a la playa y listo 😉 venga, vale, o a Soria……………

Con esto ya nos quitábamos muchas opciones de casas prefabricadas tan chulas como éstas de A-cero

El segundo requisito pero igual de importante es que nos tenía que gustar, nos tenía que gustar mucho, vaya, porque si íbamos tanto a dedicarle nuestros ahorros como a hacer que mis padres sacrificaran parte de su jardín que fuera por algo que nos gustara más que la casa en la que vivíamos , en la que estábamos encantados. Y un tiempo después tengo que decir que, aunque en conjunto hemos ganado muchísimo aúncuando  veo las fotos de la otra casa la echo de menos… fuimos muy felices allí, y el salón creo que era más acogedor que el de ahora, no consigo averiguar porqué parecía como más terminado.

Y por supuesto, tenia que ser algo cómodo para vivir… y que pudiésemos permitirnos sin tener que estar hipotecados los próximos 25 años, puesto que no sabíamos cómo de provisional podía ser.

Con todas estas premisas las opciones ya iban reduciéndose… tanto que no veíamos nada demasiado factible, pedimos varios presupuestos, las distribuciones que nos ofrecían no terminaban de convencernos así que empezamos a plantear la opción de construirla a nuestro gusto con contenedores marítimos reciclados. Una locura al principio eso de irnos a vivir en un bidón, como nos decía una amiga.
Y vuelta a empezar la búsqueda de quién podría hacérnosla.


Nos gustaron muchas cosas, estuvimos hablando con los chicos de Infiniski, 

de los que además he de reconocer que me flipa el slogan,

Preguntanos por la casa móvil de Vodafone!

Nos reunimos en Madrid con el director de Modulab, 

los mismos que habían hecho la suite viajera de rusticae,

Pedimos presupuesto a todo lo que veíamos, unas de las que más enamorada me tenían eran las Nomad home

Pero había que traerlas desde Austria; las de Noem estaban más cerca pero un pelín justas de espacio,

Por supuesto nos encantaron éstas de zenKaya pero esta vez había que traerlas desde Sudáfrica…

 Menos mal que en una de esas sesiones de búsqueda, de repente, vimos algunas propuestas de edificios hechos con contenedores y al ver la dirección del estudio de arquitectura, voilà! si era en Córdoba! cuando lo leí no podía ni creérmelo, creo que comprobé la dirección como 4 veces antes de llamar, jajaj! Y resultó que efectivamente era un estudio de aquí de córdoba que, si bien no habían hecho aún nada real con contenedores, sí tenían muchas propuestas y, sobre todo estaban dispuestos a intentarlo; no podíamos creer que hubiésemos tenido tanta suerte!

Y como nos estamos extendiendo demasiado, el próximo día os contamos la aventura en la que nos metimos ese mismo día…