¡ATENCIÓN! Si tienes hambre o estás en operación semana-santa-o-vacaciones-o-lo-que-sea no leas éste post.
No, éste no era el post de hoy. Ni tampoco os vamos a contar una súper receta de batido de chocolate. (Aunque nos encantaría ;))
Hoy os queríamos contar nuestro taller de cupcakes de éste fin de semana; pero ser 2, vivir en ciudades distintas (aunque nos vamos acercando!), tener más de 15 pen con fotos y que luego no funcione ninguno es lo que yo llamo «un bajón»!
Así que después de intentarlo 437 veces he decidido cenar algo que seguro que después se ve todo de otra forma y puede incluso funcionar 🙂
Cuál ha sido mi sorpresa cuando he llegado a la cocina y he preguntado a mis queridas compañeras #amigascasihermanas qué había para cenar…BATIDO DE CHOCOLATE! Han dicho todas casi a la vez! Biennnnn!! Ahora sí que estoy de suerte. Ya me lo estaba imaginando…Helado, mucho helado de ese con trocitos de chocolate, nata, sirope, cookies, barquillos y leche condensada para suavizar 😉
Salivando.
Pero no, no era ese tipo de batido precisamente. Al parecer hoy hemos empezado lo que aquí llamamos OPERACIÓN FERIA, así que el batido consistía en unos polvos con un color un poco raro y un olor aún peor con un poco de leche, se bate todo bien y se bebe lo más rápido posible casi sin respirar! (Y si además te bebes 2 vasos de agua antes, por lo visto es bueno para la piel! #teoríasnuestras)
Muy bien, pues yo todavía llevo 4 capas de ropa, bufanda y guantes y justo hoy no es el día para empezar a degustar ese nuevo ingrediente que ha llegado a casa! Así que me he cogido una tableta de chocolate…Les he explicado toooodo lo que se podía hacer con él…
Les he asegurado también que preferiría que me pegaran con un látigo un rato largo, que me quemaran los dedos de los pies uno a uno o sentarme en un sillón y que me peguen pellizcos toda la noche antes de tener que cenar ese sucedáneo…
Porque creo que nadie debe
Y sin post, pero más contenta que unas pascuas;