¡Cinco años!
Me lo recuerda Facebook, mi hermana, algún amigo; 5 años que en realidad no necesito que me recuerde nadie, si llevo más de 4 meses acordándome casi a diario…
Cinco años, una fecha tan redonda, mi número preferido, el tiempo que los médicos dejan pasar para ver si estás curado de alguna enfermedad; 5 años, la edad de la inocencia, el margen para medir la supervivencia; 5 años, UNA VIDA ENTERA.
Eso es lo que ha pasado para mí desde aquel 6 de febrero en el que escribimos este post desafiando a las lágrimas que no me dejaban ver la pantalla, esas mismas lágrimas que me han acompañado aquí muchas noches de la mano de la tristeza pero también de la emoción, de los nervios, ¡del cansancio!, de la paz que queda cuando pones en orden tus pensamientos.
A veces venía a calmarlas, a veces a provocarlas para ver si así se gastaban y el resto del día dejaban tranquilos mis ojos.
Fue esta pantalla en blanco, fuisteis vosotros, los que yo imaginaba al otro lado de ella, a los que a menudo os borraba cara y nombre para sentirme capaz de vaciaros mi alma, los que empujásteis tanto la bici que nos ha llevado a caminos que ni me atrevía a soñar. A veces miro atrás (porque ahora sí se puede mirar atrás de vez en cuando, y a mí me viene bien para ubicarme) y la carretera ha cambiado tanto que no consigo dibujar en mi mente los paisajes de entonces, sólo sensaciones, esas sí, las sensaciones que te aplastan el alma no se olvidan.
-Hay cosas que nunca dejan de doler-
Y cuanto más la aplastan más fuerte abrazo yo a mis niños, más gracias a Dios doy por todo. Y otra vez las lágrimas, esas que nunca caen en vano y que son las que me empujan a volver por aquí, (¿quizás para que no las olvide?) a pesar de que como le decía a un buen amigo, «la verdad es que ahora el camino es tan ancho, tan liso, que me da hasta cosa escribir».
Pero son las emociones las que mueven el mundo, esto va más de ser que de hacer y por eso, hoy más que nunca, la vida es como montar en bicicleta. Sigamos en movimiento pues.
Y si algunos estáis ahí en el borde, empujando la bici y recomponiéndoos, sabéis que estaré ahí mismooo. Tú lo sabes.
A todos los demás, que en algún camino nos hemos cruzado, aunque sólo sea en el de las letras trasnochadas,
HOLA DE NUEVO
Este post se resumiría coloquialmente en «quién nos lo iba a decir hace 5 años» pero si no alargo, ¿para qué un blog? 😉