Y ahora cómo escribo yo un post sobre casas bonitas si en lo único que puedo pensar hoy es en cómo se puede ser tan…………………………………………………………………………………………………………………………………..
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Buena persona
Porque aunque muchas veces me desespere, cuando me paro a pensarlo me doy cuenta de la suerte tan increíble que tengo de tener cerca una persona así.
Porque como les decía este fin de semana a mis amigas, yo, ni soy tan buena ni lo seré nunca (es más, a veces, como digo, hasta me exaspera tanta bondad) pero el tener ese ejemplo diario hace que muchas veces me convenza de que hay que ser mejor, o que vea que en el fondo fondo fondo 😉 merece la pena.
Que al final cuando haces las cosas realmente a imagen y semejanza de Cristo -la frase suena muy
rimbombante pero es que creo que es la realidad-, cuando haces lo que sabes que está mejor es cuando puedes sentirte en paz.
Que a veces desde fuera te desespera que una persona agache siempre la cabeza, que pida perdón siempre aún cuando no tenga culpa de nada, que esté siempre ahí para el que se lo merece más y para el que se lo merece menos. Y para el que se merecería cosas que no se deben ni escribir ni
pensar :/. Que ponga y vuelva a poner una mejilla, la otra, y todas las que debe tener, porque sólo con 2 no se aguantan tantos golpes. Que de verdad sea capaz, porque sé que lo es, de decir «perdónalos, porque no lo hacen a mala idea».
Independientemente de que a veces «funcione» o haga reaccionar al otro y otras veces no.
Que ni siquiera lo haces por eso, que tú estás tranquilo, tú lo has intentado, tú lo has hecho bien. Tú has puesto tu corazón ahí. Victor Barrio también lo puso y eso siempre es un riesgo muy alto.