En la continua revisión de fotos antiguas que me obliga a hacer mi querido móvil, que se queda sin espacio día sí, día también y me hace borrar todo lo borrable, he encontrado estas fotos que no son muy buenas pero me han recordado una escapadita que hicimos hace 3 años y que quería recomendaros antes de dar por finalizado el invierno y buscar sólo destinos con playa 🙂
Fuimos allí aprovechando unos dias libres y aunque el destino final era el hotel que os enseñamos aquí, hicimos una parada en Albarracín, un pequeño pueblo que no os podéis perder si pasáis por Teruel,
Un pueblo rodeado por el río Guadalaviar y totalmente encaramado en un peñón; de hecho, las casas que dan hacia el río parece que están colgadas sobre él.
Pintoresco donde los haya, sus calles son empinadas, muy estrechas y las casas tienen un color rojizo muy característico llamado rodeno, debido a la arenisca de la que están hechas.
Por sus piedras parece que no ha pasado el tiempo, y si vais con frío, no se me ocurre mejor plan que un paseo cuestas arriba y abajo para acabar en uno de los pocos bares de la zona cenando una pata de cordero y una botella de vino a medias.
Así sí que se duerme bien 🙂