Antes de nada he pluralizado la palabra «Bodas» para que no haya ningún tipo de malentendido 😉
El fin de semana pasado, estuve con mis amigas en la playa, y nos dimos cuenta que nos habíamos pasado la mitad del finde hablando de bodas! Nosotras? De bodas? Ninguna nos casamos (de momento) pero si amigas cercanas, y supongo también que es la edad…lo que toca ahora… Pero nos parecía muy fuerte hablar más de ese tema, que de la juerga del día anterior. Que por supuesto no fue como las de antes.
Es inevitable cuando hablamos de bodas, que una no piense en la suya, en como sería, incluso aunque no tenga novio, pero son cosas que siempre se imaginan…
Lo primero que pensaría es si hacerla de día o de noche.
Las bodas de día se lucen más, tienen una luz natural muy bonita,
Son más largas…Y las mujeres están súper favorecidas con los tocados. Además hay mil formas originales de dejar luego el tocado, que es una idea que me encanta.
Por el contrario, creo que la novia tiene que madrugar muchísimo, el día anterior no debes dar una copa de pre-boda porque sino estarás muerta al día siguiente…Y además el calor es un factor importante, porque una boda al aire libre en un día de calorazo pues acabar como si estuvieras pasada por agua.
De las bodas por la noche me encanta toda la combinación de luces, iluminación, y formas diferentes de darle ese toque romántico que siempre tiene más la noche frente al día.
Estás más descansada, aunque también pasas el día de nervios… pero puedes hacerlo todo con mucha más calma.
Ambas opciones me encantan, porque además lo importante no es que sea de día o de noche…Sino otro tipo de cosas 😉
