Aunque yo creo que en ésta podría pasarme algunas horas sentada ;)!
Un lugar salvaje y alejado de la vida de la ciudad, ya que durante los largos meses de invierno sólo es accesible desde el fiordo.
Nada más que esta foto y esas vistas lo dicen todo…
Pocos muebles pero muy bien elegidos, con las butterfly BKF de cuero (que van a ser la próxima adquisición para el cuarto de arriba 😉 ) como protagonistas y esas alfombras no se necesita mucho más. No me digáis que no apetece sentarse ahí…
En el exterior, bancos y mesa de madera resistentes, para las comidas al aire libre,
¿y ese caldero para asar la pesca del día?
Una de las paredes de la cabaña se levanta entera mediante un sistema de poleas proporcionando amplitud y una conexión total con la naturaleza; el espacio interior se prolonga en el porche que se crea gracias a los cerramientos abatibles a distintas alturas.
Por la noche, éstos se iluminan para dar luz al conjunto.
Fotos vía Arquitectura y Diseño