Siempre da algo de pena despedirse de una casa, ¿verdad? Aunque desde el principio sabíamos que era una casa provisional (un triplex,
lleno de escaleras no es el sitio más seguro para bebés, niños
pequeños, etc. ¿no?), aunque el cambio creemos que es para mejor, ¡por
supuesto! y la nueva casa la hemos hecho a nuestro gusto, hemos pensado
cada detalle, nos hemos permitido caprichos que siempre nos llamaban la
atención en otras casas… aunque tuviésemos mucha gana de este cambio, la
verdad es que da pena.
Han sido 4 años muy buenos y poco a poco la habíamos convertido en
nuestro hogar. La hemos disfrutado con amigos, con familia, nosotros
solos y yo, sola, también muchísimo; despertame con tanta luz, desayunar
con vistas, las mañanas delante de mi ordenador en un rincón tan
alegre, el solecito en la terraza… mi casa me gustaba. Y mucho. Ahora,
en la casa nueva, echamos de menos ese algo que tienen las casas vividas… todo llegará !
Para que no se nos olvide nunca lo felices que hemos sido allí, antes de irnos hicimos fotitos a todos los rincones.
Hoy os dejamos la planta de abajo, nuestro dormitorio:
el que veíamos la hora desde la cama porque lo iluminaban por la noche,
caja de una tienda de barcelona que nos encanta, para guardar “tesoros”