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Unaporuna

Cuando una idea se convierte en un PROYECTO. Como empezó todo.

El otro día os presentaba la marca que una gran amiga había creado y como ella sola había tardado menos que nosotras en lanzarla.
Hoy, os puedo contar como empezó nuestra pequeña idea, que hoy ya es una marca registrada.
Vivíamos 5 amigas en la misma casa y las 5 somos muy marketinianas. Entre ellas, mis hermanas adoptivas. Sí, esas que han hecho el papel de madre y de hermana a la vez cuando las mías no estaban. Esas que saben absolutamente todo de mí. Y esas con las que podría dar la vuelta al mundo. Con ellas he aprendido que hablar de los demás es muy aburrido, y que es mucho más divertido hablar de ideas. Con ellas me he pasado muchas noches inventando negocios, proyectos, marcas y hasta bares de copas. Llegamos a pensar en abrir un chiringuito en la terraza de nuestra casa para poner mojitos en la piscina! Que grande hubiera sido esa idea! J Y claramente con ellas, tenía que montar algo.
Una noche, sobre las 2 de la mañana tuvimos una idea. Nos pareció una gran idea. Escribimos en un papel la idea principal y nos fuimos a dormir. En ese momento sólo estábamos dos, y éramos las dos más parecidas. Nos podríamos definir como el perfil creativo, pasional, desordenado y alocado de todo esto. Y para cualquier proyecto se necesita también un perfil más racional, más inteligente, estructurado que de vez en cuando nos ponga los pies en la tierra. Nos faltaba esa parte. A la mañana siguiente la parte racional decidió unirse al proyecto. Pero si mis hermanas adoptivas son importantes , mi hermana de verdad, lo es aún más! Sólo hizo falta una llamada de teléfono contándole la idea para que se uniera. Lo teníamos! Éramos 4 y nos complementábamos a la perfección. A partir de ahí, una noche a la semana, era obligatorio sentarnos todas y empezar con el plan.
Nombre de la marca, logo, imagen, proveedores, materiales, y una larga lista de tareas por hacer. Ser 4 tiene ventajas y tiene inconvenientes. Demasiadas opiniones para todo y gustos diferentes. Poco a poco íbamos dándole forma. Nuestra idea ya tenía nombre: indY. Nos encantaba a todas. Pero nuestro querido Registro de patentes y marcas nos lo rechazó. Había que pensar otro nombre. Y debía acabar en “Y”. Parece fácil, pero tuvimos que darle muchas muchas vueltas. Fines de semana que cogíamos las maletas y nos íbamos a Córdoba a trabajar las 4 juntas. Renunciar a planes divertidos para poder avanzar. Claramente o te ilusiona mucho, o abandonas.
“La dedicación, la pasión y el sueño, son necesarios para superar las dificultades que un proyecto creativo supone” (C.C)
De hecho lo paramos en 2 ocasiones, por falta de tiempo. Dimos mil y una vueltas hasta conseguir los materiales que nos gustaban. (Gracias Mamá, por esa gran idea que tuviste con el corcho). Y cuando estábamos llegando casi al final, nos volvimos a parar. Cada una tenía otras cosas en su vida también importantes, y esto parecía que nunca vería la luz.
 Tuvimos que volver a sentarnos para decidir si abandonar, o seguir. Dos de nosotras decidieron dejarlo. Otras dos queríamos seguir. Pero para mí es como si no se hubieran ido. Este proyecto es de las 4, sin la aportación y las ideas de cada una de nosotras, esto no hubiera cogido forma, y sin esa ilusión que pusimos un día las 4, nunca hubiera visto la luz.
Así que aunque ahora no estéis, todos los ÉXITOS (que estamos seguras de que serán un montón) que recoja nuestra pequeña gran marca, son también vuestros. Este ha sido el mayor ejemplo de trabajo en equipo y aprendizaje común que he podido hacer. Ni siquiera 7 años trabajando en empresas multinacionales te enseñan, lo que con esto hemos aprendido. Y salga bien o salga mal, todo el esfuerzo ha merecido la pena.
“Una idea no triunfa por el hecho de ser una buena idea, sino por el trabajo y el esfuerzo que hay detrás de ella” (J.M)