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La gente feliz lee y toma café

Hacía tiempo que no escribía un post de reflexión, tiempo que no leía. Cuando no paras ni un segundo al día es difícil reflexionar.

Aprendiendo a ser feliz de nuevo
Ser feliz no depende de tener cosas, no depende de lo que te rodea, o al menos, no sólo depende de eso.
 El otro día me dí cuenta de que llevo un tiempo en el que me paso el día enfadada, por supuesto sin motivos (motivos para enfadarme sí, como todo el mundo ;), pero no para estar todo el día).
Y no me gusta.

Llevo 2 mañanas «perdidas» porque vuelvo a tener obreros en casa -qué suerte la mía- y ni puedo irme, porque necesitan preguntarme cosas constantemente, ni puedo hacer nada en casa porque está todo empantanado. Así que duchaditos y listos los 2 desde las 8,30 a.m., Carlos y yo nos hemos dedicado a estar juntos, a reirnos, a sentarnos en el sofá y a dar paseos por el jardín. Sí, lo mismo que llevamos haciendo 5 meses pero con la diferencia de que yo siempre tenía algo que hacer, algo pendiente que intentaba hacer con una mano mientras con la otra lo entretenía a él.

En mi otra vida, hace muuucho tiempo, cuando no teníamos hijos, por las mañasnas leía en la cama. No los sábados, también los lunes, o los martes. Cuando me apetecía. Miraba mucho internet en el ipad pero no para aprender ni para hacer cursos, sólo por gusto. Hacía un máster, iba al gimnasio, quedaba con mis amigas casi todas las noches.
Mi casa a menudo estaba desordenada, cocinaba para #elhombremásguapodelmundo, era feliz; hacía muchas cosas, tenía tiempo para todo y para (casi) todos. Era muy feliz.

Pero ésto no es un post para decir el trabajo que da un niño pequeño ni nada por el estilo; Carlos no tiene nada que ver! De hecho, necesita tan poco para sonreir… Comer, dormir y que yo lo mire. O que le hablemos, poco más.

No fue Carlos, fue Alvaro. El que cambió mi vida; en este sentido no para mejor, desde luego.

Haz algo, No te pares, Haz cosas, Entretén la mente, Distraete…

Esa fue la clave cuando faltó Alvaro, para no venirme abajo, para no pensar, para seguir hacia delante en vez de sentarme en una silla a llorar; había que HACER COSAS, todos me lo decían y acabé creyéndomelo demasiado. Y haciéndolas, claro. Entre otras, así nació este blog.
No paraba, no paro, de hecho. Me acostumbré a vivir con una lista de cosas pendientes (aunque eso lo he tenido siempre) pero con la diferencia de tener que hacer cada día mientras más mejor. Antes yo solía dormir 8h, más que nada por tener buena cara pero la buena cara pasó a un plano tan lejano que daba igual la hora de irme a dormir. Me acostumbré a dormir poco y luego Carlos hizo el resto; 3 o 4h diarias, ojeras permanentes que he empezado a verme ahora.

Llevo 2 días sin hacer nada, dos días estupendos. De mejor humor, más descansada, con post peores. He hablado con gente que hacía tiempo que tenía abandonada, me he leído un libro, he vuelto a ser muy feliz. Y lo más importante, he recordado cómo era.
Me he dado cuenta de lo que hay que cambiar, aunque sea poco a poco, aunque pase por faltar algunos días por este rinconcito que una vez fue nuestro paño de lágrimas.

Estoy segura que merecerá la pena… 

silviagm78 en Instagram
                                                                                           os iré contando si soy capaz ;)!

P.D.1: Que no parezca que soy una desagradecida por no valorar lo que tengo; por supuesto que Carlitos me ha animado la vida entera, pero ni siquiera una cosa tan increiblemente buena logra tapar otra tan mala, o al menos, no tan rápido.

P.D.2: El título es del último libro que me he leído; la verdad es que lo que más me ha gustado del libro ha sido eso, el título. Pero eso me ha encantado, jeje, algo es algo 😉

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Esa felicidad

Seguramente la mayoría habréis leído este artículo de Pedro Simón para El Mundo que se convirtió en viral hace poco más de un mes, pero ayer, un rincón de mi casa me hizo pensar en Ese perfecto desorden.
Y no pude evitar coger la cámara y compartirlo con vosotros, 

porque tener un tendedero de baberos y camisas en miniatura en el salón, también representa esa felicidad.

«Te tropiezas con un balón de espuma y encuentras un muñeco bajo el sofá.
Giras el grifo del lavabo y descubres que anida un pato de goma. Abres la sandwichera y ahí están, achicharrados, tres cromos del Osasuna.

A veces maldigo este caos de casa tumultuosa con niños. Pero sé que algún día maldeciré todo el orden a solas que vendrá después.

Vuestros libros ordenados, pero sin ser abiertos. Vuestras camas hechas, pero frías. Los platos pulcramente recogidos en la alacena, pero sin nadie con quien comer.

Tener
hijos y salir a la calle es como llegar a la ceremonia de los Oscar de
sobrado con dos estatuillas bajo el brazo, una hora antes de que empiece
la entrega de premios: sabes que te los has ganado seguro.

Tener hijos es pisar la acera a las ocho y media con toda la gimnasia hecha:
los abdominales del estrés, las flexiones del ‘no se puede’, el pilates
del ‘haz lo que debes’, el yoga del ‘aprovecha el tiempo’, los lumbares
de la desobediencia y de la sinrazón. En tan solo media hora, mientras
te aseas. Así que cuando sales al mundo adulto ya no te acojona nada y todo te preocupa lo justo.

Para convención popular, la que montas un domingo lluvioso en casa con los amigos de tus hijos.

Para dimisión irrevocable, la que te presentan cada día que les pones verduras.

Para exclusiva, la de que el pequeño tiene otra novia y no hace declaraciones.

Para ‘share’, la audiencia que os da mamá durante le cena, siempre con un cuento delante.

Para traición, la mía, que nunca estoy; la vuestra, que habéis preferido la Play a las chapas.

Para problemas laborales, los que me da esa ortografía en huelga y sin servicios mínimos.

Para inflación, la de los besos de Martín, que cada vez los vende más caros.

Para crisis, la que acontece cuando se acaba el verano.

Me
lo enseñó una tarde mi abuela, que lo llevaba escrito en un
marcapáginas y leía una novela de Capote, eso de que los legados más
importantes que los padres y las madres pueden dejarles a sus hijos son
dos: uno son las raíces; el otro, las alas.

Algún
día regresaré a casa tarde a causa del trabajo (o de la falta del
mismo). Abriré la puerta del salón y todo estará en orden. Será que
habéis volado, vaya. Entonces echaré en falta la felicidad que era este perfecto desorden

De momento, espero que nos queden muchos años de desorden 😉 
¡Hasta mañana!
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La receta de la FELICIDAD

Ayer fue el día de la Felicidad y nos mandaron la receta,
A ver si entre tarta y tarta del bautizo, cocinanos también esto…
Que paséis buen fin de semana!
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viernes=INSPIRACIóN

Pues sí, hoy otra receta de las que nos gustan, aunque esta vez no es tan facilita… Pero el resultado seguro que merece la pena!
Que os quieran mucho hoy, y siempre 😉
Hasta el lunes 

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HAPPYLANDIA…

Como os conté en otro post, hace unos meses estuve unos días de viaje en París y aprovechamos para pasar el día en Disneylandia o como yo decidí llamarlo: Happylandia. El nombre es fácil y la explicación aún más. Allí todo el mundo está feliz. Y por un momento desconectas de la realidad, y entras en un “mundo mágico” donde sólo se respira ilusión y sonrisas. Me encantaba ver a miles de niños emocionados cuando veían a Mickey Mouse o a Pluto!
De alguna forma el día de Reyes me ha recordado a Disneyland. La ilusión y los nervios de los niños la noche de antes, la cabalgata (de la que os hablaré más abajo) y volver un poco a la época en la que éramos enanos. Además los Reyes Magos me han traído una camiseta que me ha encantado con una frase que el año pasado fue de las frases más repetidas en casa: DON’T GROW UP, IT’S A TRAP” Peter Pan. Y ahora de vez en cuando se lo digo a Carlitos cuando lo veo ahí en los brazos de su Mami tan calentito y tan bien… y por supuesto que algún día lo llevaré a Happylandia! J
 Creo que he disfrutado más este año, con 28 años que cuando fui con 18. Allí da igual la edad, cuando ves a Simba saltando o a Blancanieves, es inevitable emocionarte y recordar lo bonito que fué ser un niño…
Ahora todos esos personajes de Disney se han perdido un poco y he podido ver en las cartas a los Reyes de mis primos pequeños como pedían a una tal Peppa pig, Pocoyó o el mismísimo Sr Bob Esponja. La mitad no tenía ni idea de quiénes eran. Por no hablar de la famosa y Top Ventas Monster High. Lo siento, yo soy más de El Rey León y Aladín. 😉 
Y lo mismo pasó con la Cabalgata de Reyes, después de haber visto la cabalgata de Disneylandia, con carrozas gigantes, bien hechas y con todos los personajes de Disney, pues la verdad que la de los Reyes me ha decepcionado un poco…

Y para despedir el día, antes de cerrar el parque, hacen un espectáculo de luces y sonidos en el palacio…se me saltaron las lágrimas al escuchar la primera canción, esa tan bonita de Peter Pan de: Aquella estrella de allá… Así que da igual la edad que tengas, si tienes la suerte de ir allí, la emoción y la felicidad están aseguradas 🙂 
Y un pequeño mensaje a todos los padres del mundo, por favor, no dejéis de ver las pelis de Disney con vuestros niños… Porque esas películas, nunca se olvidan…
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viernes=INSPIRACIóN

A vosotros,
                                   
                                                                     FELIZ AÑO NUEVO
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Such a perfect day

Llegamos al hospital escuchando esta canción,

Y hoy, de vuelta a casa, volvemos a cantarla con más fuerza; cuánto habíamos soñado este momento…
Ni nos creemos que haya llegado!

Gracias por TODOS vuestros comentarios, mensajes, enhorabuenas y ánimos, gracias sobre todo por compartir también los buenos momentos con nosotros.